Fueron para mí maravillosos, porque me hizo descubrir lo que yo desconocía. Pasábamos por pueblos grandes con mucho movimiento de coches, motos y gente, pero otros eran tristes medios derruidos, con casas abandonadas. Según atravesamos el país del sur al norte, el paisaje era muy cambiante: llano, monte, ríos, secos.
1º Etapa de viaje: cambio de tren en Madrid. De una estación a otra, fue alucinante. Edificios tan altos que yo nunca había visto, tanto ruido y movimiento. Al fin, mi padre nos dijo, que se acercaba nuestro destino, las montañas verdes. “Qué bonitas” pero también, nuestra entrada en Bilbao. “Estación del norte” fue lluviosa y fría, desde entonces han pasado muchas lunas desde que llegué a Bilbao. Pero aún me sigue pareciendo su paisaje precioso, cuando viajo a otros sitios, estoy deseando volver porque se respira de otra manera. Ahora mi Galdakao. Agur.
María Martínez
tenias que ser muy pequeña para poner las maletas para ver
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