Pasamos toda la noche en el tren y llegamos a las 9 de la mañana a Bilbao. Para mi todo era desconocido porque yo venía de un pueblo, grande, pero todo diferente. Cogimos el autobús hasta Basauri donde vivían mis cuñados. Llegamos a su casa porque yo no tenía el piso preparado.
Los hombres dijeron de acostarnos un rato para descansar, pero mi cuñada pensó que yo igual quería ir a ver mi piso, y así era.
Fuimos a ver el piso, ya que mi marido tuvo la gran suerte de que la empresa hizo unas viviendas para los obreros. Los sorteó y le tocó uno. En aquellos años vivían 2 o 3 familias en un piso que se llamaba “con derecho a cocina”. Yo tuve la gran suerte de vivir sola con mi marido que era lo que yo quería.
El piso estaba en Aperribay. El día estaba muy nublado como aquí era costumbre. A lo lejos veía todo en lo alto muy oscuro. Les dije. ¡Qué oscuro viene por allí! Me contestaron: no es oscuro, es el monte donde vas a vivir.
Yo me pensé morir, pero sólo fue un momento porque yo iba con la persona que más quería. Llegamos al piso. No era grande pero tenía todo lo que pudiéramos necesitar. Los vecinos eran muy jóvenes y vivimos muy bien.
Al año tuvimos nuestra hija y ya la felicidad fue completa. A los tres años tuvimos la segunda y nos vinimos a vivir a Galdakao. Años después estuvimos en EPA y mientras pueda aquí estaré.
Esta ha sido mi feliz vida en Vizcaya. Siempre estaré orgullosa de haber vivido aquí tantos años. Tuve lo mejor que podía tener en la vida. Nunca olvidaré aquella primera vez.
ISI SUSMOZAS
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