Cuando, al final, llegamos al aeropuerto, montamos mi madre, mi hermano y yo destino Málaga.
Estaba muy nervioso, pero según empezó a despegar, se me quitaron todos los nervios, y cambiaron las tornas: yo empecé a reirme, mientras que mi madre y mi hermano fueron los que más nerviosos se pusieron, cuando, supuestamente, eran ellos los valientes.
Sergio Fernández
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