Él viajó al otro lado del mundo, a mi me lo pareció.
Los mares que él surcó estaban revueltos, mi estomago también.
Él descubrió otras civilizaciones, yo descubrí por qué mi madre llevaba bolsas de plástico vacías en su bolso.
Él descubrió tesoros, yo descubrí los semáforos.
Él se trajo la patata y el tomate, yo me traje los bollos de mantequilla y los caramelos de malvavisco.
Él no sé si volvió, yo tardé un tiempo en hacerlo.
Elisabeth Egilior
Muy emotivo. Entre el humor y la ironía se nota la visión de una niña descubriendo otro mundo, Bilbao.
ResponderEliminarMe parece un relato súper divertido, viendo las cosas desde el punto de vista de una niña. Creo que hay ocasiones en la vida que deberíamos ver las cosas desde el punto de vista de los críos para ser mas inocentes y no darle tantas vueltas a las cosas.
ResponderEliminarMuy tierno y alegre ,me trae recuerdos de los viajes al pueblo cuando era una niña
ResponderEliminar