Me desperté con los golpes de la puerta de la calle y ví a mi marido con mis primos en nuestra habitación ; habían venido de visita.
Estuvimos hablando un rato de mi embarazo, como me encontraba, que tal lo llevaba... A mi prima lo primero que le llamaron la atención fueron mis labios pues estaban hinchadísimos y me dijo que eso era una señal de aproximación del parto.
Efectivamente, esa misma noche sobre las 20:00h empecé con contracciones y a las 23:00h mi madre me llevó al hospital junto con mi marido y mi suegra. Me ingresaron al momento y me quedé en la sala de partos; nerviosa, ansiosa por ver a mi pequeña. Los mismos nervios que tenía mi marido que no se separó de mi en ningún momento y estuvo aguantando mis quejidos e intentando tranquilizarme.
Fueron doce horas de sufrimiento y sin efecto de epidural las últimas dos horas, con la mano de mi marido apretando la mía empujé y empujé hasta que Laia nació. La escuché llorar, nos miramos y cuando me la pusieron encima de mi pecho la sentí, la olí, levante su cabeza y lloré por nuestro encuentro. Era la primera vez que veía la cara de mi hija.
Ya estabámos los tres juntos, por fin después de 9 meses esperando. ¡¡Que bonita palabra...FELICIDAD!!
Aroah Rios.
Describes muy bien el proceso del nacimiento de tu hija.Espero que nunca olvides el significado de la palabra felicidad.
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